martes, 18 de mayo de 2010

INQUISICIÓN

El término Inquisición hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia Católica. La Inquisición medieval, de la que derivan todas las demás, fue fundada en1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia) para combatir la herejía de los cátaroso albigenses, que en 1249, se implantó también en el reino de Aragón (fue la primera Inquisición estatal) y que en la Edad Moderna, con la unión de Aragón con Castilla, fue extendida a ésta con el nombre de Inquisición española (1478 - 1821), bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se extendió después a América; la Inquisición portuguesa (1536 - 1821) y la Inquisición romana (1542 - 1965). Aunque en los países de mayoría protestante también hubo persecuciones, en este caso contra católicos, contra reformadores radicales como los anabaptistas y contra supuestos practicantes de brujería, los tribunales se constituían en el marco del poder real o local, generalmente ad-hoc para cada caso concreto, y no constituyeron una institución específica.

Historia

Cuando el emperador Constantino adoptó el cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, en el año 313, aparecieron formas de depurar a sus miembros, apareciendo la excomunión como práctica común, o sea, expulsar del seno de la iglesia a aquellos considerados indignos por contradecir los postulados cristianos.
Con el término inquisición, derivado del latín, inquire (averiguar o sacar a la luz) se designó a distintas instituciones nacidas con el fin de luchar contra la herejía, o sea, aquellas creencias que se contraponen con lo enseñado por la iglesia católica. Se trata de persecución contra cristianos que se oponen a lo dispuesto por la Santa Iglesia

En la Edad Media, surgió la raíz de esta serie de programas ortodoxos, para combatir a quienes desconocieran la única verdad, rebelada en las Sagradas Escrituras, en el sur de Francia, en el año 1184, por una bula papal correspondiente a Lucio III, llamada “Ad abolendam” dirigiéndose contra los cátaros, secta religiosa cristiana, que bregaba por la pureza de costumbres y criticaba las de la Iglesia, y la jerarquía eclesiástica, teniendo como su libro supremo el Evangelio de San Juan. Consideraban una visión dual del mundo, con la existencia contrapuesta del bien y el mal. Lo material representaba el mal y la salvación vendría de la mano de Cristo.
Por dicha bula, se instauró la Inquisición episcopal, donde, en cada diócesis, los obispos se hallaban conminados a terminar con la herejía, juzgando y condenando a los culpables, estando el castigo físico de los reos a cargo de laicos, pero generalmente consistente en penas menores, como rezos o ayunos.
En el año 1215, el Papa Inocencio III, convocó el Concilio IV de Letrán que esbozó la Inquisición pontificia.
En el año 1229, se creó el tribunal de la Inquisición, decidido por el concilio de Toulouse.
En el año 1231, la Inquisición episcopal fue reemplazada definitivamente por la pontificia, por la bula “Excommunicamus”, del Papa Gregorio IX, por la cual encargaba el control de los herejes a la orden de los Dominicos, siendo el primer inquisidor Domingo de Guzmán, pero bajo la supervisión papal, estableciéndose en el sur de Francia, en el norte de Italia y en el reino de Aragón.
Aquellos que confesaran ser herejes espontáneamente recibían una pena menor, de lo contrario se habría un proceso, donde eran obligados a responder por los cargos imputados (no regía el principio adoptado por las modernas constituciones: “Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo”). Dos testigos eran suficientes para avalar una sentencia condenatoria, que en general era la muerte en la hoguera.
El proceso era dirigido por dos Inquisidores, asesorados por un Consejo de clérigos y laicos.
El uso de tortura en los procesos de herejía fue autorizada por la bula “Ad extirpanda” del Papa Inocencio IV, pero sin poner en peligro la vida de los acusados. Los reincidentes eran condenados a muerte.
En 1484, Inocencio VIII condenó oficialmente la brujería por medio de la bula “Summis desideratis affectibus”.
Encontramos a partir de este antecedente otras manifestaciones con el mismo o semejante propósito, de establecer una única fe verdadera:
En el año 1542, fue establecido en Roma el Santo Oficio o Congregación de la Inquisición, para detener el avance del protestantismo, sobre todo mediante el control del contenido de publicaciones o libros.
El período de mayor represión comenzó en 1555, cuando asumió el Papa Pablo IV, donde la persecución se orientó incluso hasta los propios miembros de la Iglesia. El “Índice de Libros Prohibidos” dado a conocer en el año 1559, muestra la censura ideológica ejercida desde la órbita papal.
La pretensión de la Iglesia de establecer postulados incuestionables significó el estancamiento de la ciencia y por eso este período es conocido como oscurantismo.
En 1633, en Italia, las teorías de Galileo cayeron bajo la acusación del Santo Oficio, cuestionándose su teoría heliocéntrica, que contradecía la interpretación bíblica de que la Tierra sería el centro del Universo.
En el año 1965, el Santo Oficio fue llamado Congregación para la Doctrina de la Fe, por el papa Paulo VI, ante las numerosas críticas en su contra.
En el año 1478 la corona española creo la Inquisición Española, aplicándose en toda España y en sus colonias americanas, para luchar contra los judíos conversos, que habían sido obligados a adoptar la fe católica, transformándose en cristianos nuevos, pero eran sospechados de practicar su religión en secreto, contra los protestantes y contra otros herejes.
A partir de la bula del papa Inocencio VIII, a quien ya nos hemos referido, comienza la persecución por brujería. Por este cargo la última ejecución data del año 1611, siendo la víctima, la adolescente catalana, Magdalena Duer.
La máxima jerarquía del proceso la ejercía el Consejo de la Suprema, que daba instrucciones a los tribunales, formados por tres inquisidores que desarrollaban el proceso, donde el acusado contaba con un supuesto defensor que lo instruía en detalles procesales.
La primera etapa consistía en la limpieza del alma del hereje, que era obligado a beber líquidos hirvientes.
Las penas se aplicaban sin juicio previo, y los reos eran encerrados en mazmorras, encadenados y en condiciones deplorables de higiene y alimentación, siendo torturados hasta su confesión, para luego ser absueltos en una ínfima minoría de casos, o condenados a penas menores, o transferido a tribunales ordinarios para ejecutar su condena a muerte. Los gastos que ocasionaba el “procedimiento”, era abonado por el propio reo o sus parientes.
Hasta 1640 su actividad fue ínfima, teniendo un período de apogeo persecutorio a partir de ese año, que se extendió por dos décadas. Fue abolida en 1834.
En Portugal, los judíos que no adoptaron la fe cristiana fueron expulsados en 1497, pero para los conversos, ante la posibilidad de prácticas ocultas de su antigua fe, en el año 1536, se estableció la Inquisición en Portugal, bajo la autoridad papal, para pasar a depender directamente de la Corona, tres años más tarde, originando cuestionamientos entre iglesia y estado que se resolvieron en 1547, cuando el Papa aceptó la autoridad estatal en el tema. Fue abolida en 1821.


Metodos de tortura

Método de la cabra: Se ponían las piernas del reo en un cepo, para inmovilizarlo totalmente, y a continuación se le ntaban los pies con grasa o sal. A continuación dejaban entrar a una cabra para que comenzara a lamer con fuerza y con la aspereza de su lengua levantaba la piel de los pies del reo, provocando un terrible dolor.

Método de la rata: En esta tortura, se colocaba sobre la barriga del reo una jaula abierta por su base. En su interior se encontraba una rata que venía a ser molestada por los torturadores con fuego. La rata, con el ansia de huir terminaba excavando un túnel en las entrañas del reo.

Método gota a gota: Era una tortura larga, en la que el torturador no tenía prisa ninguna y lo único que tenía que hacer, era esperar a que la víctima se viniera abajo. Consistía en amarrar al reo a un poste o a la pared, atarlo fuertemente de pies, manos, cuello y frente; colocándose la cabeza debajo de un caño o grifo que dejaba derramar una gota a un ritmo continuado. Esto provocaba un estado de locura además de terminar erosionando el hueso del cráneo hasta producir la muerte.

Método del agua: Se obligaba al reo a ingerir la mayor cantidad de agua posible, ayudándose el torturador, de un embudo que se le colocaba en la boca. En estas espantosas sesiones se les hacía tragar aproximadamente unos diez litros de agua, provocando un terrible sensación de ahogo que en la mayoría de ocasiones acababa con la explosión del estómago.






Método de la toca: Fue muy utilizado por la Inquisición española de los siglos XV y XVI. La toca era una tela blanca de lino o seda que se introducía en la boca del reo, intentado que incluso llegara hasta la tráquea, y posteriormente se vertía agua sobre ella, que al empaparse, provocaba en el reo una sensación de ahogo e innumerables arcadas.

Método de Fálaris: Consistía en meter a los herejes dentro de una esfinge de bronce o hierro con forma de toro, quemándolos vivos. Esto divertía especialmente a los espectadores, ya que los alaridos de las víctimas se podían escuchar a través de la boca del toro, asemejándose a los mugidos de dicho animal.

Método de la Cuna de Judas: Se ataba al reo de las muñecas y los tobillos y se elevaba mediante un sistema de poleas para dejarlo caer sobre una pirámide muy puntiaguda para que con su propio peso se le clavara en el ano, escroto o vagina.


Método del péndulo: Las manos de la víctima eran atados a su espalda y por ellas, era elevado. Al balancearse se producía la luxación de los hombros, codos y muñecas. Era habitual añadir peso adicional atando pesas a los pies del reo.



Método de la garrucha: Consistía en atar al reo con las manos atrás y elevarlo con una cuerda por medio de una polea, de ahí el nombre de garrucha. A la víctima se le colocaban pesos en los pies, para después cuando se encontraba elevado, dejarlo caer de golpe contra el suelo. Esto se repetía varias veces. Al izado, que podía provocar las luxaciones de las articulaciones de hombros, codos y muñecas, hay que sumar las posibles fracturas y magulladuras, en todo el cuerpo y piernas fundamentalmente, que producían las múltiples caídas.

Método del potro: el reo era atado de pies y manos con unas cuerdas o cintas de cuero, a los dos extremos de este aparato, era estirado lentamente produciéndole la luxación de todas las articulaciones -muñecas, tobillos, codos, rodillas, hombros y caderas-. Este método, se tiene constancia que se aplicó durante todo el período que duró la Inquisición en los países de Francia y Alemania; si bien ya se conocía desde mucho antes y por supuesto se utilizaba frecuentemente en las lúgubres mazmorras de castillos, prisiones y palacios de justicia.


Método de la rueda: El reo se ataba desnudo a una rueda, de pies manos y cuello al tiempo que el torturador le rompía poco a poco los huesos de sus miembros, que era el objetivo de esta tortura, pudiendo aderezarla con hierros candentes, cortes, mutilaciones y algunas cosas más, que se le pasara por la imaginación. También era habitual, colocar un miembro de la víctima o todo el cuerpo, entre los radios de la rueda y hacerla girar, quebrantándole los huesos. Como remate se podía dejar al reo atado en la rueda a la intemperie, para que los animales carroñeros se lo fueran comiendo poco a poco. Ha sido uno de los instrumentos de tortura más crueles inventados por el hombre.




Método de aplasta cabezas ó cráneos: Casco finalizado en un torno con una manivela. El casco, a su vez estaba colocado en una estructura metálica que permitía que al girar la manivela, fuera bajando. Pues bien, la víctima se tumbaba boca abajo con la mandíbula apoyada en el suelo, colocándosele entonces el casco y se comenzaba a girar la manivela, provocándole la ruptura de los dientes, el quebranto de la mandíbula y de los huesos del cráneo, antes de estrujar su cerebro. El mecanismo por tanto, actuaba como una prensa.




Método de la Doncella de Hierro: Sarcófago provisto de estacas metálicas muy afiladas en su interior, de forma que, a medida que se iba cerrando, se clavaban en la carne del cuerpo del reo que se encontraba dentro, provocándole una muerte lenta y agónica.



Método de la sierra: Se colgaba boca abajo al reo para que el cerebro estuviera bien regado y no muriera desangrado antes de lo previsto. El torturador comenzaba a serrar desde el ano y los genitales hacia el pecho. El acero de dientes agudos de la sierra cortaba fácilmente el cuerpo de la víctima provocándole un gran dolor, si bien el reo no comenzaba a perder el sentido hasta que se había llegado por lo menos al ombligo. Era sanguinolento y muy cruel y fue aplicado fundamentalmente contra homosexuales, de ahí que la tortura comenzara por el ano y los genitales, objetos fruto del pecado.




Método de la jaula colgante: Armazón metálico que quedaba suspendido en el aire por un cable. Formaban parte del mobiliario urbano de los ayuntamientos, palacios y cortes de justicia de las ciudades europeas, hasta que poco a poco a finales del siglo XVIII decayó su uso. Era el lugar de honor de aquellos que hubieran cometido alguna acción, que tuviera que servir de escarmiento, burla y ejemplo para el resto del pueblo; o a veces, cuando el pueblo requería justicia sobre algún hecho que hubiera conmovido a toda la comunidad, la manera de manifestar que la autoridad se encargaba de impartirla. El caso es que la víctima, semidesnuda, que quedaba condenada a morir de inanición, tenía que soportar las inclemencias del tiempo. En ocasiones, tenía también que compartir su jaula con gatos salvajes y otros animales que eran azuzados por los torturadores; otras veces, eran las gentes del pueblo los que, entre otras cosas, lo apedreaban.



Método de la pera: Instrumento con forma de pera que una vez introducido en boca, vagina o ano, comenzaba a abrirse gracias a un mecanismo giratorio. Además, en sus puntas gozaba de unos pinchos o púas que desgarraban la traquea, útero o el recto, dependiendo por la zona en la que fuera introducido. La modalidad oral de este invento, era aplicada a las personas que habían obrado mal de palabra, es decir, herejes, ortodoxos...; la anal, como no, a los homosexuales; y por supuesto la vaginal a las brujas que habían mantenido relaciones sexuales con el diablo, prostitutas, adúlteras o mujeres que habían mantenido relaciones incestuosas.




Método de las Garras de Gato: Especie de rastrillo de puntas afiladas que arrancaba la carne a tiras de las víctimas desnudas, que colgaban por sus muñecas suspendidas en el aire. En ocasiones, dependiendo de la destreza del torturador se llegaba incluso a separar la carne de los huesos.



Método de la crucifixión: la más conocida consiste en fijar o clavar al reo en una cruz. Generalmente la víctima moría por inanición, aunque sufría las inclemencias del tiempo al encontrarse a la intemperie, además de estar expuesto a los escarnios del pueblo, que ocasionalmente podía apedrearlo.

La picota en tonel: Era una especie de vergüenza pública que se aplicaba sobre todo a los borrachos. Había dos clases de "picotas en tonel": las que tenían el fondo cerrado, en las que la víctima se colocaba dentro, con orines y estiércol o simplemente con agua podrida, y las abiertas para que las víctimas caminaran por las calles de la ciudad con ellas a cuestas, lo que les producía un gran dolor debido a su gran peso. Entre los instrumentos de escarnio pública también hay que destacar los collares para vagos y maleantes. Consistían en pesadas "botellas" de madera o piedra, o gruesas "monedas" de hierro que se colgaban al cuello de los borrachos las primeras y de mercaderes deshonestos las segundas.


-El aplastapulgares: Simple y muy eficaz, el aplastamiento de los nudillos, falanges y uñas es una de las torturas más antiguas. Los resultados, en términos de dolor infringido con relación al esfuerzo realizado y al tiempo consumido, son altamente "satisfactorios". Éste era uno de los muchos instrumentos utilizados en lo que se conoce como "las preguntas dolorosas", que consistían en la extracción de confesiones por medio de torturas descritas e ilustradas con precisión científica, hasta los mínimos detalles: el grosor de cuerdas, el número de eslabones de las cadenas, la longitud de clavos y tornillos, los grados de mutilación permanentes permitidos para diferentes grados de acusaciones, etc.




Bibliografía

o Wikipedia
o taringa
o artigoo

Enlace sobre más metodos de tortura http://www.taringa.net/posts/info/849793/Inquisición-y-Tortura.html